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Oct 25

Cinco razones para no acentuar “solo”

La pregunta que más me hacen es: “¿Se acentúa o no se acentúa el ‘solo’?”.

Hay personas que me dicen que simplemente no pueden dejar de acentuar el “solo”. Cuando oigo eso, les menciono las tres cosas que la Real Academia Española dice en su Ortografía (página 269) sobre la palabra “solo” y los pronombres demostrativos:

1. “No deben llevar tilde según las reglas generales de acentuación”. ¿Eso qué quiere decir? Que las palabras solo, este, esta, estos, estas, ese, esa, esos, esas, aquella, aquellas y aquellos son palabras graves y no deben acentuarse porque terminan en -s o en vocal. Y que la palabra aquel es palabra aguda y no debe acentuarse porque termina en consonante diferente de -n o -s.

2. “No cumple con el requisito prosódico que justifica el empleo de la tilde diacrítica”. ¿Eso qué quiere decir? Que la tilde diacrítica se usa para oponer formas tónicas a otras átonas idénticas, y tanto el solo como los pronombres demostrativos son palabras tónicas que no tienen a qué oponerse.

3. “A partir de ahora se podrá prescindir de la tilde en estas formas incluso en casos de doble interpretación”. ¿Eso qué quiere decir? Que no es necesario acentuarlos ya que, si el contexto no aclara la ambigüedad, pueden usarse las formas “solamente” o “únicamente”.

Hay numerosísimos homónimos tónicos que no usan tilde diacrítica, como por ejemplo, la palabra “muchos”. Miren este enunciado:

“Encontraron muchos gatos en los jardines botánicos”. “Muchos” podría estar refiriéndose a “muchos individuos” si es un pronombre. Y podría estar refiriéndose a “muchos gatos” si es un determinante.

¿Se imaginan a alguien atormentado, mordiéndose las uñas, pensando: “Ay, no puedo dejar de acentuar ‘muchos’, mis lectores lo van a confundir con ‘muchos’”?

Esas tres razones son de la Real Academia Española. Yo tengo dos propias.

4. Pocos traductores tienen restricciones de espacio que justifiquen decir: “No quiero usar ‘solamente’ en vez de ‘solo’” (como en el caso del subtitulaje, en donde el espacio siempre es restringido). Por esto, si el cerebro nos dice que nuestro lector no va a saber si un “solo” trata de soledad o de singularidad, podemos usar “solamente” o “únicamente”.

5. Los textos lucen viejos, como escritos por alguien cuya última actualización fue antes del 2001. Tengan en cuenta que a partir de la publicación de la última edición de la Ortografía en 2010, se han estado graduando escritores, traductores, correctores, transcriptores y todos los demás “ores” habiendo aprendido a no acentuar el “solo”.

Los clientes llegan a pedirme que “actualice” el español de una traducción vieja (o incluso nueva) y, en su mayoría, significa quitarles el acento al “solo” y a los pronombres demostrativos.

¿Se imaginan que ustedes entreguen un documento hoy y el cliente se lo envíe a su competencia para “actualizarlo”? El cliente terminará contratando a su competencia para no pagar el doble.

Otra pregunta que me hacen después de oír mis opiniones (y las de la Real Academia Española, claro está), es: “¿Por qué la RAE no simplemente dice que no se acentúe el “solo” y los pronombres demostrativos y acaba con la polémica?”. Y mi muy particular teoría es que si dijeran eso, significaría que todos los documentos anteriores a la fecha de esa declaración tendrían automáticamente faltas de ortografía. En un idioma, me parece que es más fácil eliminar gradualmente los errores, que los que usan la lengua dejen de usarlos poco a poco hasta que desaparezcan, en lugar de declararlos equivocaciones y proclamar que existen millones de ellas en los miles de millones de publicaciones en español desde el siglo XVIII (cuando se publicó el primer Diccionario de la Real Academia Española).

Por eso, opino que es una forma de transigir: la RAE no dice que todo lo escrito en español antes de 2010 esté mal escrito, pero recomienda, en pocas palabras, que ya no se use en el futuro.

Hay que estar siempre a la vanguardia del idioma. No les tengan miedo a las nuevas reglas. Hay que crear un idioma vivo y flexible para no quedarnos con uno muerto e inflexible. Échense un chapuzón en las nuevas reglas de la Ortografía que, como el mar, al principio nos deja temblando de frío, pero pronto nos acostumbramos y lo disfrutamos.

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